La Pia Unión de la Hijas de María es una asociación de niñas y jóvenes católicas que aún no han elegido estado, y que buscan imitar en todo a la Santísima Virgen a través del cumplimiento de sus deberes en la vida familiar y parroquial; y que luego de un tiempo de probación, se consagran a su Santísima Madre como sus Hijas predilectas, sin ningún otro lazo que las ate más que el de un inmenso amor a su Inmaculado Corazón, la búsqueda de la perfección cristiana y la imitación de sus admirables virtudes.

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"Qui me invenerit, inveniet vitam et auriet salutem a Domino" (Quien me encuentra, encuentra la Vida y alcanzará de Dios la Salvación).Prov. 8,34

5 nov 2018

Santas que fueron Hijas de María

Santa Teresa de Lisieux
  
Cuenta su entrada en la Pia Unión por medio de uno de sus manuscritos que escribe por obediencia:

Hija de María
[40vº] Casi inmediatamente después de mi entrada en la Abadía, ingresé en la Congregación de los Santos Ángeles. Me gustaban mucho los ejercicios de devoción que en ella se prescribían, pues sentía una especial inclinación a invocar a los bienaventurados espíritus celestiales, y en particular al que Dios me dio para que fuera el compañero de mi destierro .
Poco tiempo después de mi primera comunión, la banda de aspirante a las Hijas de María sustituyó a la de los Santos Ángeles, pero abandoné la Abadía sin haber sido recibida en esa congregación de la Santísima Virgen. Como salí antes de terminar los estudios, no se me permitía entrar en ella como antigua alumna. Confieso que ese privilegio no me atraía demasiado; pero pensando que todas mis hermanas habían sido "hijas de María", no quería ser menos hija que ellas de mi Madre del cielo, y fui muy humildemente (a pesar de lo mucho que costaba) a pedir permiso para ingresar en la congregación de la Santísima Virgen, en la Abadía. La primera profesora no quiso negármelo, pero me puso como condición que tenía que venir al colegio dos días a la semana , por la tarde, para demostrar que era digna de ser admitida.
Este permiso, lejos de agradarme, me costó enormemente. Yo no tenía, como las demás alumnas, una profesora amiga con quien poder ir a pasar el tiempo. Así es que me conformaba con ir a saludar a la profesora, y luego trabajaba en silencio hasta que terminaba la clase de labores. Nadie se fijaba en mí. Así que subía a la tribuna de la capilla y me estaba allí delante del Santísimo hasta que papá venía a buscarme.


Santa Teresa de los Andes

Escribe la santa en una de sus cartas:
"Pídele a la Santísima. Virgen que sea tu guía; que sea la estrella, el faro que luzca en medio de las tinieblas de tu vida. Que te muestre el puerto donde has de desembarcar para llegar a la celestial Jerusalén. La voluntad de Dios es que seamos virtuosas. Tengamos el suficiente carácter para ser verdaderas Hijas de María, tanto en el colegio como en la casa. Lo demostraremos si somos obedientes. Obedecer, tal como obedecía N. Señor Jesucristo en Nazaret, aún a sus inferiores, porque era la voluntad de su Padre. Obedecer sin replicar y sin indagar si tienen razón o no en mandarnos, sometiendo así nuestro juicio al del superior o inferior. Siendo puras como los ángeles. Jamás detenernos en un pensamiento impuro, ni fijar nuestra vista en algo menos decente. Tener mucha modestia en el vestirnos, pensando cómo lo haría la Santísima. Virgen. Debemos tratar de ser caritativas. No hablar jamás mal del prójimo. Defenderlo en cuanto podamos, o desviar la conversación a otro asunto sin que lo noten, si no podemos defenderlo.  
Manifestarnos siempre cual somos, es decir, sin andar disimulando lo que pensamos (sólo que la prudencia lo estime necesario). Y nuestro pensamiento ha de ser el que corresponde a una Hija de María. Jamás dejarnos vencer por el respeto humano, y recurrir a la Santísima. Virgen, si nos vemos vencidos por él. Ser humildes. Tratemos primero de no hablar de nosotras mismas para nada, ni en pro ni en contra, como de una persona que ni siquiera se habla de ella porque se desprecia."

Santa Bernardita Soubirous 

En una de las ocasiones en que Bernardita acude a la gruta de Lourdes, cuenta su biógrafo:

"El 19 de mayo de 1866, Monseñor Laurence, obispo de Tarbes, consagró cinco altares de la cripta que sería el cimiento de la futura capilla del santuario de Lourdes. Al día siguiente, una gran multitud de miles de fieles acudió a la gruta. Hubo una solemne procesión con el obispo a la cabeza. Bernardita estaba presente y la gente la señalaba con la mano. Ella estaba contenta como un ángel e iba vestida con su vestido de hija de María."

Santa Narcisa de Jesús
























Venerable, María Teresa González Quevedo




Tras consagrarse como Hija de María, recibe una medalla de la Virgen. Detrás de ella puede escribir una frase, escogida libremente. Después de reflexionar un poco, formula esta breve oración: 

“Madre mía, que quien me mire, te vea”.